lunes, 18 de noviembre de 2013

Diez organismos adaptados al medio.

Insecto palo.
Este insecto se ha adaptado al medio cambiando su apariencia a una semejante a un palo o una rama pequeña para evitar ser vistos por los depredadores.


Elefantes.
Tienen una gruesa capa de piel para tener más superficie de pérdida de calor. Se revuelcan en lodo porque al salir del agua el lodo se seca y retiene la humedad en los pliegues cerca de la piel. 
Mueven las orejas para enfriar la sangre mucho más. La sangre enfriada en las orejas pasa por todo el cuerpo.
La trompa la utilizan para tomar agua, luchar, bañarse, absorber fango con propósito de enfriamiento.



Melanocetus Johnsonii (Pez abisal)
Este ser de las profundidades presenta un filamento denominado esca, que es móvil y puede ser utilizado como señuelo para atraer a sus presas.


Cactus

domingo, 3 de noviembre de 2013

El núcleo.

Es una película de ciencia ficción dirigida por Jon Amiel en 2003, que trata sobre una catástrofe natural.

Por razones desconocidas, el núcleo de la Tierra deja de rotar provocando el deterioro del campo electromagnético. Seguramente porque se haya enfriado. Por tanto el campo electromagnético desaparece, dejando las radiaciones solares pasar y abrasar a la Tierra, también destruyendo las comunicaciones y los dispositivos electrónicos. Esto provoca que cualquier animal que dependa del campo electromagnético para su navegación pierda el rumbo.


 32 personas mueren, el Golden Gate se sumerge, llevándose consigo a cientos de personas. En Londres, cientos de palomas empiezan a perder el rumbo, volando caóticamente y chocándose contra todo lo que está a su alcance.
Para buscar una solución, el gobierno pide ayuda al geofísico Dr. Josh Keyes, que junto con un grupo de científicos deberán viajar al centro de la Tierra en un vehículo subterráneo y plantar un dispositivo nuclear que reactive el núcleo.

Él visita al Dr. Ed Brazzelton que les proporciona un vehículo con el que penetrarán en la superficie del planeta, hasta su núcleo.
Ellos consiguen detonar el dispositivo reactivando la rotación del núcleo y devolviendo a su estado normal el campo electromagnético.





lunes, 7 de octubre de 2013

Impacto de un asteroide contra la Tierra.

La Tierra corre un gran riesgo de recibir un gran impacto producido por un asteroide. Continuamente la Tierra es golpeada por pequeños asteroides, pero estos se desintegran antes de tocar suelo. El verdadero riesgo son los grandes asteroides, principalmente, los del Cinturón de Asteroides que se encuentra entre Marte y Júpiter, continuamente acechando a la Tierra.

En la historia de la Tierra, se acepta extensamente que varios enormes meteoritos han golpeado la superficie de ésta. Si un gran meteorito saliera de su órbita de la nube de meteoritos (entre Marte y Júpiter), podría impactar con la Tierra y causar enormes daños a la civilización.


Incluso es posible que la humanidad fuera destruida totalmente. Para esto, el asteroide necesitaría ser por lo menos de 1 kilómetro de diámetro, pero probablemente tendría más efecto si tiene entre 3 y 10 kilómetros. Asteroides más grandes son más raros. El impacto de semejantes asteroides podrían causar la destrucción de la Tierra.


Si el impacto tuviese lugar sobre el océano, el meteorito y una gran masa de agua pasarían a estado gaseoso, generándose una gran nube de vapor. Esto también provocaría una violenta onda expansiva, que generaría tsunamis y terremotos.


La altura inicial del tsunami en el punto de impacto sería igual a la profundidad del océano. El choque de un asteroide de 10 kilómetros de diámetro causaría un tsunami de 5 kilómetros de altura.


El abrasamiento de la vegetación daría como resultado la formación de hollín de carbono, que oscurecería el planeta impidiendo la llegada de luz solar a la superficie. Durante mucho tiempo, el calor generado por el impacto produciría un calentamiento de la atmósfera (+10°C) y de la superficie terrestre.



Una vez sufrido el calentamiento inicial, el polvo generado por el impacto se distribuiría por la atmósfera terrestre en pocos días, provocando lo que se denomina un invierno nuclear: un periodo de varios meses de oscuridad y de descenso de la temperatura global del planeta. Las malas condiciones (oscuridad, bajas temperaturas etc.) impediría la aparición de nueva vida en el planeta.